El
Elvis de la década del setenta, el de la última etapa de su carrera, era una especie de cruza entre super héroe, monstruo, tenor de ópera y mafioso italiano de Nueva Jersey. Pero en su etapa más ridiculizada hizo cosas increíbles; en los primeros conciertos en Las Vegas puso muchísimo de sí mismo y era un verdadero animal de escenario. Para muchos también coincidió con el momento en que mejor cantaba. Mientras su vida personal se desmoronaba como un castillo de arena, su voz adquiría inflexiones y niveles de expresividad nunca antes escuchados.
Hoy es el programa 201 de
Fuera de la Nada y seguimos con los festejos, con
El Rey, el que volvió a Memphis a hacer sus mejores discos, el del melodramatismo exagerado hasta el extremo, el lacrimógeno y la vez hiper-anfetamínico.
Elvis,
El Rey.
¡No se lo pierdan!
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