Un análisis del rock como forma de ser

Acerca de DE LA CULTURA ROCK de CLAUDE CHASTAGNER 
Por Hernán Carbonel

Hasta los 50, el mundo fue uno: los jóvenes esperaban "su oportunidad con prudencia" a que los mayores "le dejaran un lugar en el banquete del mundo". Luego, un cambio en el orden de las cosas: al contexto mundial de la siguiente década (la guerra de Vietnam y la amenaza nuclear, las luchas por los derechos civiles, la crisis del concepto de familia, el Mayo Francés y tantísimo más) se le sumó el surgimiento del rock como movimiento no sólo musical, sino también cultural: espejo de la frustración, válvula de escape a los años de posguerra, espejo del ocaso de una forma de concebir el mundo.

Con los 60 nace y se impone la figura del rebelde, se instalan la protesta, la ruptura a ciertos valores obsoletos y la consiguiente posibilidad de una nueva sociedad. De ahí en adelante está el rock: como puente de esa transformación y símbolo de libertad e identidad, con "sus temas fetiches, sus consignas, la esperanza", pero también "sus límites y sus fracasos". De eso, y de mucho más, habla De la cultura rock, un lúcido análisis que va de lo sociológico a lo económico, de lo político a lo cultural e inclusive lo religioso y lo antropológico (aunque, por momentos, el punto de vista teórico se desenfoque del objeto de estudio).

Chastagner es profesor de Civilización Americana en la Universidad Paul Valéry de Montpellier y especialista en música popular angloamericana. Quizás por eso, para esta edición, preparó un prólogo a la edición castellana, cosa que no suele verse por estos lares (vale destacar, también, la muy buena traducción de Hugo Savino).

Con citas múltiples y un surtido listado de canciones que atraviesan siete décadas, el abordaje es vasto: los eslóganes, la fuerza de las guitarras, los museos temáticos; la relación con el dinero, el mercado y la publicidad. El rock y su poder colectivo, simbólico; sus exigencias y limitaciones, el rechazo a la herencia como parte formativa de una identidad; sus paradojas y contradicciones; "la dimensión artística y estética de la contracultura"; el compromiso político y la disyuntiva de si el arte puede cambiar al mundo; el look y las apariencias, el grito y la furia, el volumen y la gestualidad; su relación con el arte pop y con el capitalismo ("la rebelión transformada en mercancía"); su "orden textual"; su constante movimiento, imposible de embalsamar; el agotamiento y la renovación de sus recursos musicales, desde las raíces afroamericanas hasta llegar a la descarga de música a través de Internet.

Una frase atraviesa todo el tomo: "Queremos el mundo, y lo queremos ahora", de la canción "When the music over" de The Doors. Y eso expresa mucho. Como bien lo dice Chastagner: "este libro no constituye una autopsia del rock", ya que "la bestia rock no está muerta". Y él mismo se formula la eterna pregunta: para qué resistir. © LA GACETA

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