¿Cómo puede ser que huelan parecido Patrick Süskind y Nirvana? Con El perfume, claro. La historia de Jean-Baptiste Grenouille (rana, en francés), protagonista de novela homónima, el “mejor elaborador de perfumes de todos los tiempos”, gran asesino de la Francia del siglo XVIII.
Nirvana le dedicó una canción al libro. Es Scentless apprentice (algo así como aprendiz de perfumista), la segunda de In útero (1993), tercer y último álbum de estudio de esa banda paradigmática del grunge.
Alguna vez Kurt Cobain dijo: “la gente se ríe de mi porque soy diferente. Yo me río de ellos porque son todos iguales”. La frase le hubiera gustado a Grenouille. A otro nivel, Süskind tampoco quiso -como Cobain- convivir con la fama, la exposición excesiva y los aplausos ensordecedores. Rara vez concede entrevistas, no es de aparecer en público e incluso rechazó la invitación para asistir al estreno de la versión cinematográfica de El Perfume en Munich.
Lo dicho: a oler y oír.
La canción, acá:
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