El concierto realmente no tiene desperdicios. Un Elvis en su máximo esplendor, una banda sólida y unos coros vocales que lo acompaña de manera fantástica ¿que más? Un repertorio de más de 20 canciones que lo tocan en apenas ¡una hora! y que además incluyen covers como “Something” de Harrison, “My Way” de Anka y Sinatra y “Johnny B Good” de Chuck Berry, entre otros.
Comenzó pasada la medianoche en Hawaii, un arreglo para que el concierto sea en EEUU en una hora potable y pueda por supuesto atraer el máximo de televidentes posibles. Otro dato de color, desde este concierto en Hawaii fue donde la vestimenta pasó a ser el ejemplo más reconocido del vestuario que Presley usaría en lo sucesivo y con el cual se asociaría desde entonces.
Sobre el concierto existen muchos mitos. Uno de ellos es que se transmitió en todo el globo, cosa que por supuesto no fue verdad, solo se transmitió en 38 paises con los que arregló RCA, de los cuales 20 eran de Europa, el otro gran receptor fue Medio Oriente, y de America solo Canada, EEUU y Mexico. Como en muchas cosas, Sudamerica y Africa quedaron totalmente dejadas de lado. Otro mito, (este instalado por su representante: el Coronel Parker) es que fue visto por un tercio de la población mundial de la época, cosa que por lo antes dicho es imposible.
Más allá de toda la mitica falsa que se instauró alrededor de este concierto, muchos dicen que Elvis nunca se vió ni sonó mejor en toda su carrera como en este show, y todas esas otras cosas (el cartel vía satélite, las docenas de países, los millones de espectadores) no agregan ni restan su calidad. Hay que disfrutar al evento de Hawaii por lo que realmente fue, una enorme actuación en la parte final de la carrera de uno de los artistas más grandes.
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